Bienaventuranzas -Por Jesucristo-
• Bienaventurados aquellos cuyos oídos escuchen mis palabras y las cumplan.
• Bienaventurados aquellos cuyos corazones están libres de confusión y error.
• Bienaventurados aquellos cuyos pensamientos, como pájaros de espacio cósmico, vuelan elevándose hacia nuestro Dios.
• Bienaventurados los que sienten el calor tierno de la Madre del Mundo.
• Bienaventurados los que se identifican con el camino del libre, que no están atados a un credo, sino que son eternamente receptivos a la Mente de Dios. Digo con fe, todos éstos encontrarán el camino de regreso a su corazón.
• Bienaventurados los que por fe incrementan su substancia y aceptan el don que perfecciona cada pensamiento y movimiento de la expre¬sión, porque éstos son hijos activos cuya pura dirección proviene de Dios en lo alto.
• Bienaventurados los que aman como Dios ama, quienes se consagran a sí mismos a propósitos infinitos.
• Bienaventurados aquéllos que desenmascaran las irrealidades de sus mundos, desprendiéndose de errores intelectuales y manteniendo la percepción pura como el derecho del hombre a progresar.
• Bienaventurados aquellos cuya fe en los lazos del cielo les permite ver, tener los ojos abiertos para contemplar las huestes angelicales, los diminutos elementales que cuidan del mundo y el alma de Dios dentro de cada niño que se manifiesta aquí.
• Bienaventurados los que guardando la memoria de la Navidad como la alegría de la posibilidad, retienen para sí mismos una chispa de esperanza que ven en mí.
• Bienaventurados los que cogen cada fragmento que Dios ha espar¬cido por el espacio como la Sagrada Eucaristía.
• Bienaventurados los que asimilan y los que se elevan en estatura hacia la Unidad eterna.
• Bienaventurados los que se sacuden de sus pies el polvo de errores como el juicio, tratando de corregir toda imperfección mortal que produce una dirección impura.
• Bienaventurados los que no se comprometen con las estrategias siniestras de la oscuridad, sino que buscan solamente la pureza de la Luz. Estos no permanecerán por siempre en el error, sino que verán con la valentía de los libres la Luz que baña al mundo con el propósito Divino.
• Bienaventurados aquellos cuyos oídos escuchen mis palabras y las cumplan.
• Bienaventurados aquellos cuyos corazones están libres de confusión y error.
• Bienaventurados aquellos cuyos pensamientos, como pájaros de espacio cósmico, vuelan elevándose hacia nuestro Dios.
• Bienaventurados los que sienten el calor tierno de la Madre del Mundo.
• Bienaventurados los que se identifican con el camino del libre, que no están atados a un credo, sino que son eternamente receptivos a la Mente de Dios. Digo con fe, todos éstos encontrarán el camino de regreso a su corazón.
• Bienaventurados los que por fe incrementan su substancia y aceptan el don que perfecciona cada pensamiento y movimiento de la expre¬sión, porque éstos son hijos activos cuya pura dirección proviene de Dios en lo alto.
• Bienaventurados los que aman como Dios ama, quienes se consagran a sí mismos a propósitos infinitos.
• Bienaventurados aquéllos que desenmascaran las irrealidades de sus mundos, desprendiéndose de errores intelectuales y manteniendo la percepción pura como el derecho del hombre a progresar.
• Bienaventurados aquellos cuya fe en los lazos del cielo les permite ver, tener los ojos abiertos para contemplar las huestes angelicales, los diminutos elementales que cuidan del mundo y el alma de Dios dentro de cada niño que se manifiesta aquí.
• Bienaventurados los que guardando la memoria de la Navidad como la alegría de la posibilidad, retienen para sí mismos una chispa de esperanza que ven en mí.
• Bienaventurados los que cogen cada fragmento que Dios ha espar¬cido por el espacio como la Sagrada Eucaristía.
• Bienaventurados los que asimilan y los que se elevan en estatura hacia la Unidad eterna.
• Bienaventurados los que se sacuden de sus pies el polvo de errores como el juicio, tratando de corregir toda imperfección mortal que produce una dirección impura.
• Bienaventurados los que no se comprometen con las estrategias siniestras de la oscuridad, sino que buscan solamente la pureza de la Luz. Estos no permanecerán por siempre en el error, sino que verán con la valentía de los libres la Luz que baña al mundo con el propósito Divino.
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