YO SOY Uno en la Unidad.


YO SOY Uno en la Unidad
En el corazón de Dios
Dios YO SOY
Porque YO SOY Dios
Porque todo lo que Dios creo lo creo de su propia sustancia
Por lo tanto todo es Dios
YO SOY parte de ese todo
YO SOY Dios
YO SOY Uno
YO SOY la unidad
YO SOY la esfera de la unidad que abarca el cosmos
Renuncio a toda imagen de un Dios externo
Renuncio a toda imagen de un Dios en el Cielo
Renuncio a toda imagen de un Dios en un mensajero
y solo acepto la única verdad de que Dios está en mi

porque YO SOY Dios en su mas pura manifestación.

Yo estoy aquí y he venido a manifestar la plenitud

de mi amor y mi Luz a la tierra.
YO SOY el Jesús el Cristo, YO SOY el Cristo Jesús

en cada uno de vosotros, ya no me veáis afuera porqu

e yo siempre he estado adentro.
Rechazad vuestra mente carnal
que es la que os quiere hacer creer en los maestros externos

y en el Dios externo.
Yo he venido pero realmente siempre estuve aquí

porque soy uno en cada corazón que vibra
y en cada corazón que se abre.
Soy uno en el corazón del cosmos
Soy uno en vuestro propio corazón



SOMOS UNO

SOMOS UNO

lunes, 30 de agosto de 2010

La Confianza sí se puede Reconstruir

La Confianza sí se puede Reconstruir por María Antonieta Solórzano Todo lo que nos da sentido de vida y nos realiza tiene que ver con la confianza; desde hacer relaciones de pareja estables, hasta construir una nación prospera, pasando por alcanzar las metas que nos fijamos en la vida, manejar una enfermedad o salir de un duelo. Por supuesto, en la otra cara de la moneda, está lo que nos deprime y le quita valor a la existencia que no es otra cosa que la desconfianza. Por allí pasan todos nuestros miedos, inseguridades, traiciones, quiebras financieras, duelos enquistados, etc. En consecuencia, no es raro que una persona diga: “todo iba bien hasta que comencé a notar ciertos detalles y claro, empecé a desconfiar; la verdad no era tan grave como me lo imaginé, pero la duda ya estaba sembrada”. Es usual entonces que la conversación sobre la confianza surja, precisamente, cuando esta se ha perdido y aparece el reino de la desconfianza. Resulta llamativo que siendo la confianza la piedra angular de las relaciones humanas, rara vez nos preguntamos cómo se construye y más bien la miramos como si fuera algo tan concreto y acabado como una copa de cristal. Más aún: pensamos que una vez que se rompe, no hay Santa Lucía que valga para arreglarla. Así que cuando se trata de la confianza, un error es el fin de la película. ¿No será mejor para el futuro de la sociedad humana y de nuestra vida en particular que nos aventuremos a construir y reconstruir la confianza? Recuerdo el relato de una mujer ejecutiva que había perdido la confianza en la vida. Ella contaba que ahora, meses después de su divorcio, se daba cuenta de que la traición de su esposo no se limitaba a episodios de infidelidad conyugal, sino que implicaba además lo económico, lo familiar y empresarial, pues a espaldas de ella, él actuaba con los hijos, los amigos y los subalternos usando criterios morales que contradecían los acuerdos que habían hecho. Ya no estaba segura -decía- sobre qué era lo que le dolía realmente: los años perdidos, la infidelidad, el maltrato a los hijos, el descalabro económico o verse a sí misma disminuida y temerosa. Tanto la confianza en sí misma como en su posibilidad de reconstruir su futuro, estaban lesionadas. Y es que la confianza no es otra cosa que el puente que permite conectar nuestros deseos y sueños con nuestras acciones y realizaciones. Sin duda, la reconstrucción de la confianza comienza por nosotros mismos. Así que con ella resolvimos enfrentar experiencias de supervivencia que le permitieran contactar su valor y su capacidad de lucha. Ella se arriesgó, navegó en corrientes peligrosas, caminó en terrenos desérticos, pasó días y noches sola, en terrenos selváticos que desconocía. A medida que superaba estas pruebas sentía que sus miedos desaparecían y que una nueva fuerza renacía en ella. De esta forma ella pudo ir saliendo de la sensación de invalidez en que su ruptura matrimonial la había dejado. Tan pronto notó que no necesitaba de un falso ex marido, pudo hacerse cargo de los problemas que había en su empresa y comenzar a recuperar su patrimonio. De nuevo, convirtió en actos sus deseos. Sin embargo, según ella, le faltaba recuperar otro aspecto de la confianza: el que tiene que ver con entregar la propia vulnerabilidad a otro. Sencillamente le pregunté “¿cómo crees que aceptaste las experiencias de supervivencia y ver de frente tus miedos?” “Eso, -me comentó- solo fue posible por que entregué mi vulnerabilidad y poco a poco fui mostrando más facetas de mi dolor. Y la confianza es como una bola de nieve que crece a medida que se mueve.” Podemos afirmar que la confianza, piedra angular de las relaciones humanas, es viva, crece, se desarrolla. Si se afecta puede recuperarse. La solución de los conflictos y la exigencia amorosa la fortalecen. Nuestra vida necesita construir puentes entre nuestras esperanzas y nuestras acciones; entre el presente y el futuro pero, sobre todo, entre la propia vulnerabilidad y la fortaleza. Si nos aventuramos a construir y reconstruir estos puentes, podremos tener un mundo donde los problemas se enfrenten y se resuelvan.
Estoy en manos de Dios. Siento fortaleza y coraje interno Confió en mi guía interior Mi corazón está repleto de fuerza y confianza

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