YO SOY Uno en la Unidad.


YO SOY Uno en la Unidad
En el corazón de Dios
Dios YO SOY
Porque YO SOY Dios
Porque todo lo que Dios creo lo creo de su propia sustancia
Por lo tanto todo es Dios
YO SOY parte de ese todo
YO SOY Dios
YO SOY Uno
YO SOY la unidad
YO SOY la esfera de la unidad que abarca el cosmos
Renuncio a toda imagen de un Dios externo
Renuncio a toda imagen de un Dios en el Cielo
Renuncio a toda imagen de un Dios en un mensajero
y solo acepto la única verdad de que Dios está en mi

porque YO SOY Dios en su mas pura manifestación.

Yo estoy aquí y he venido a manifestar la plenitud

de mi amor y mi Luz a la tierra.
YO SOY el Jesús el Cristo, YO SOY el Cristo Jesús

en cada uno de vosotros, ya no me veáis afuera porqu

e yo siempre he estado adentro.
Rechazad vuestra mente carnal
que es la que os quiere hacer creer en los maestros externos

y en el Dios externo.
Yo he venido pero realmente siempre estuve aquí

porque soy uno en cada corazón que vibra
y en cada corazón que se abre.
Soy uno en el corazón del cosmos
Soy uno en vuestro propio corazón



SOMOS UNO

SOMOS UNO

viernes, 20 de junio de 2014

Hágase la Luz


Hace muchísimos años, tenía serias dificultades para expresar algunas emociones e ideas.  Mi cabeza bullía de información y mi cuerpo se agitaba con sensaciones, pero no podía ponerlas en palabras o me daba vergüenza o miedo comunicarlas.  Incluso creía que nadie sentía o pensaba como yo.

Finalmente, me propuse comenzar a hacerlo.  Con gran miedo, con la voz temblorosa, dije algo que tenía atragantado.  Recuerdo claramente la sorpresa de escuchar mi voz.  Fue un momento clave en mi vida.  Era muy distinto oír el constante parloteo en mi cabeza que el sonido que mi garganta producía y el efecto que causaba en mí y en los demás.  Era adueñarme de mi voz, era definirme, era compartir.  

Noté unas cuantas consecuencias.  Una era que, al escucharme, me daba cuenta de que no era tan importante como yo lo creía cuando estaba oculto en mí (a veces, al revés: abría un mundo al pronunciarlo).  Otra era que no provocaba el resultado en los otros que yo temía.  Otra era que me permitía continuar con una línea de pensamiento más específica, ya que tenía que precisar lo que decía (en lugar de las digresiones continuas de la mente) y así encontraba respuestas que no hubieran salido de otra forma.

En relación con los otros, tomaba conciencia de que no era tan “rara” como pensaba y que había algunas personas que eran parecidas y podíamos compartirlo.  En otras ocasiones, mi voz era única y tenía algo nuevo que aportar. Sea como sea, era muy gratificante comunicarme.

La palabra (hablada o escrita) es el segundo nivel de creación: pensamiento, palabra, acción.  Cuando bajamos lo que pensamos a través del sonido, le damos entidad y propiciamos génesis.  Darle la importancia que merece implica cuidar y valorar lo que decimos, definirnos amorosamente, crear luminosamente.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario