YO SOY Uno en la Unidad.


YO SOY Uno en la Unidad
En el corazón de Dios
Dios YO SOY
Porque YO SOY Dios
Porque todo lo que Dios creo lo creo de su propia sustancia
Por lo tanto todo es Dios
YO SOY parte de ese todo
YO SOY Dios
YO SOY Uno
YO SOY la unidad
YO SOY la esfera de la unidad que abarca el cosmos
Renuncio a toda imagen de un Dios externo
Renuncio a toda imagen de un Dios en el Cielo
Renuncio a toda imagen de un Dios en un mensajero
y solo acepto la única verdad de que Dios está en mi

porque YO SOY Dios en su mas pura manifestación.

Yo estoy aquí y he venido a manifestar la plenitud

de mi amor y mi Luz a la tierra.
YO SOY el Jesús el Cristo, YO SOY el Cristo Jesús

en cada uno de vosotros, ya no me veáis afuera porqu

e yo siempre he estado adentro.
Rechazad vuestra mente carnal
que es la que os quiere hacer creer en los maestros externos

y en el Dios externo.
Yo he venido pero realmente siempre estuve aquí

porque soy uno en cada corazón que vibra
y en cada corazón que se abre.
Soy uno en el corazón del cosmos
Soy uno en vuestro propio corazón



SOMOS UNO

SOMOS UNO

miércoles, 19 de mayo de 2010

Biomúsica

Biomúsica Entrevista a Mario Corradini - su ideador Mario Corradini - músico, docente e investigador, este argentino residente en Italia ha desarrollado una intensa actividad en el campo de la composición musical y en la investigación sobre las propiedades terapéuticas del sonido. Con la Biomúsica -de la cual es ideador- trabaja en comunidades para la rehabilitación de personas con problemas de tóxico dependencia, en escuelas, en grupos e instituciones con niños y adultos. ¿La Biomúsica tiene algo que ver con la Musicoterapia? Biomúsica es también una de las ramas del gran árbol de lo que actualmente se conoce como Musicoterapia. Pero decir Musicoterapia es dar un nuevo nombre a una ciencia tan vieja como la humanidad, ya que desde la más remota antiguedad se atribuye al sonido propiedades terapéuticas, aún desde antes se llamara Música al sonido organizado. Cuando los hechiceros hacían sonar sus calabazas para alejar las enfermedades, cuando tocaban el gran tam-tam para que la tribu bailara en comunión, cuando el sacerdote cantaba para evocar a los espíritus, o cuando en la actualidad la madre que acuna cantando a su bebé, la gente silba acompañando su trabajo, o los cantos litúrgicos que intentan inducir a un estado de recogimiento entre los feligreses, también usan la música con el propósito de hacer un bien al cuerpo o al ánimo, aunque no se lo propongan como punto de partida. Sin embargo nadie hablaba de frecuencias sonoras, ni de bloques emotivos ni de problemas psicofísicos, ni de somatización, o sea de los temas que se hablan en Biomúsica. Así es, pero eran y son músicas y terapias, lo eran de un modo extraño para la mente actual, pero, si utilizaban el sonido para curar, para integrar socialmente o para colocarse en estados de conciencia distintos del cotidiano, podemos afirmar que no existen diferencias notables con el uso contemporáneo de la Musicoterapia. En todos esos ejemplos encontramos la música usada más allá de la misma música, y desde allí hasta el uso conciente del sonido con objetivo terapéutico hay pocos pasos. Cierto es que aquellos rituales arcaicos son algo extraño para la mente actual. Claro, pero si utilizaban el sonido para curar, para integrar socialmente o para colocarse en estados de conciencia distintos del cotidiano, podemos afirmar que no existen diferencias notables con ciertos usos contemporáneos de la Musicoterapia. La diferencia con los antiguos métodos consiste en que, como disciplina terapéutica, se debe tener en cuenta los fines que nos prefijamos y los elementos que nos pueden llevar hacia ellos. Natutalmente debemos considerar las necesidades de la persona sobre la que operamos y nuestras propias capacidades, para no obtener resultados distintos o contrarios a los deseados. ¿Cómo nace Biomúsica? Años atrás, participando en las jornadas de "Educación por el arte" organizadas entre maestros argentinos, hablábamos sobre la necesidad de buscar nuevos senderos pedagógicos para revitalizar la educación en los colegios. La conclusión más importante fue darnos cuenta de que el obstáculo más grande estaba en nosotros mismos, los maestros. Nuestra rigidez física y mental alejaba a los alumnos y creaba barreras a la comunicación, la complicaba más allá de cualquier método utilizado. Nos preguntábamos en qué modo se podía intervenir sobre nuestras limitaciones. Estábamos preocupados por el temor a parecer ridículos y por una cierta inflexibilidad que, concientamente o no, favorecía la censura y la autocensura de cualquier embrión de creatividad. ¿ Y esos temores de dónde venían? Desgraciadamente de nosotros mismos. Los comportamientos autoritarios adquiridos durante nuestra propia educación nos llevaban a la intolerancia hacia las nuevas propuestas y por lo tanto hacia la vida misma. No obstante decidimos jugarnos e investigar con el objetivo de encontrar nuevas respuestas. Sabíamos que quien va al encuentro de una realidad cambiante con una mentalidad flexible, posee cualidades que lo ayudan a mantener en orden el archivo del pasado, a percibir lo nuevo con atención y a mantener abiertas las puertas del futuro. ¿Por dónde comenzó su investigación? Encontramos algunas respuestas en los juegos infantiles. Observando el modo en que los niños funden emoción, pensamiento y actividad corporal, escuchando las canciones con las que espontáneamente acompañan sus movimientos, estudiando el modo con el cual elaboran el concepto de utilidad de los objetos (así como a una escalera la puede transformar en una nave espacial), comenzamos a pensar que se podía construir una metodología basada sobre técnicas diversas pero complementarias, usando la música como motor y elemento aglutinante. Continuamos la búsqueda y encontramos otras respuestas en la música misma, en sus propiedades intrínsecas y en su capacidad de movilizar y emocionar. ¿Y después qué sucedió? Las experiencias posteriores nos dijeron que el sonido, dirigido correctamente, puede actuar sobre el sistema bioenergético del cuerpo. Estudiamos esta propiedad y confirmamos en la práctica lo que los libros y la intuición nos decían. Una vez que se nos cerró el triángulo cuerpo-emoción-energía, lejano puerto adonde nos llevó nuestra búsqueda pedagógica, vimos que este método, en un primer momento usado con timidez sobre nosotros mismos, podía experimentarse sobre todas las personas. A continuación comenzamos a utilizarlo en diversas comunidades terapéuticas y allí la técnica se enriqueció con nuevas posibilidades. Obviamente, en esta segunda etapa ya no tenían objetivos puramente escolares. Cierto. Ahora nos preocupábamos por identificar los conflictos que condicionan el comportamiento de la persona y entender el funcionamiento de aquellos mecanismos interiores que llevan hacia el sufrimiento. ¿Por qué? Porque en cada uno de nosotros podemos observar rigidez mental, emociones reprimidas y prejuicios sobre nuestro cuerpo, elementos que determinan una fragmentación interna y que involucran un hacer-sentir-pensar a menudo contradictorio. Ahora sabemos que estas contradicciones evidencian la falta de integración de los contenidos mentales que acumulamos con las experiencias de nuestras vidas. A partir de todas estas consideraciones hemos estructurado la presente metodología, integrando la música a otras disciplinas complementarias. Intentamos proponer un recurso utilizable para un crecimiento más armonioso de nuestra personalidad, a fin de mantener o restablecer nuestro equilibrio interior.

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