YO SOY Uno en la Unidad.


YO SOY Uno en la Unidad
En el corazón de Dios
Dios YO SOY
Porque YO SOY Dios
Porque todo lo que Dios creo lo creo de su propia sustancia
Por lo tanto todo es Dios
YO SOY parte de ese todo
YO SOY Dios
YO SOY Uno
YO SOY la unidad
YO SOY la esfera de la unidad que abarca el cosmos
Renuncio a toda imagen de un Dios externo
Renuncio a toda imagen de un Dios en el Cielo
Renuncio a toda imagen de un Dios en un mensajero
y solo acepto la única verdad de que Dios está en mi

porque YO SOY Dios en su mas pura manifestación.

Yo estoy aquí y he venido a manifestar la plenitud

de mi amor y mi Luz a la tierra.
YO SOY el Jesús el Cristo, YO SOY el Cristo Jesús

en cada uno de vosotros, ya no me veáis afuera porqu

e yo siempre he estado adentro.
Rechazad vuestra mente carnal
que es la que os quiere hacer creer en los maestros externos

y en el Dios externo.
Yo he venido pero realmente siempre estuve aquí

porque soy uno en cada corazón que vibra
y en cada corazón que se abre.
Soy uno en el corazón del cosmos
Soy uno en vuestro propio corazón



SOMOS UNO

SOMOS UNO

viernes, 15 de abril de 2011

LA MUERTE

LA MUERTE por Lic. Inés Beatriz Citro Albizu Sabemos que en los diversos campos sociales de la actualidad, nuestra capacidad individual de lograr afrontar el hecho de la muerte, se ve absolutamente disminuída; negando con absurda obstinación algo que es natural. Parte de la vida misma. Esto implica una cierta ceguera e inmadurez interna para lograr asumir la realidad. En definitiva, vida y muerte son dos caras inseparables de la misma moneda. Como el Yin y el Yang o como el día y la noche... Mantener la pretensión de seguir viviendo en la ignorancia del hecho concreto de la muerte, como si nunca nos fuera a suceder a nosotros... nos lleva a integrarnos en una "farsa social" en la cual es válido todo aquello que tiene que ver con lo bello, joven, saludable y exitoso en cualquiera de sus facetas posibles. O sea: mirar hacia un solo lado de la vida... e ignorar la vejez, la enfermedad y la muerte. El padecer una enfermedad terminal implica una marginación sutil, no solo social, sino familiar e íntima, ya que es negada con obstinación la idea del final de la vida. Considero, (unificando mi trabajo con el de muchos otros profesionales del tema, en diversos países del mundo) que es hora de afrontar nuestra verdad, y de trabajar en ella, aceptando la visible y permanente autenticidad del inevitable paso de la vida hacia la muerte. La Formación de Acompañantes Terapéuticos para los pacientes terminales, lleva en sí, un profundo trabajo y una laboriosa tarea del alumno; pues no se puede dar lo que no se tiene, y por ende, el compromiso a asumir implica una intensa investigación individual sobre nosotros mismos. Esta labor hace necesaria una tarea no solo de información, investigación y metodología de trabajo, respecto a las diversas etapas que atraviesa el paciente terminal, sino y por sobre todas las cosas, la propia decisión del futuro acompañante terapéutico para enfrentarse con sus propios miedos, los cuales, como bien sabemos, tienen sin lugar a dudas, su raiz mas profunda en uno solo: el miedo a morir. Debemos preguntarnos, llegados a este punto, si en realidad somos capaces de mirar a los ojos del moribundo y conectarnos auténticamente frente a él, desde nuestra realidad; aceptando realmente dentro nuestro, la difícil etapa que está atravesando, y, en consecuencia, viviendo junto a él, la experiencia cumbre de la vida. Se necesita valor para conocer. Entereza para aceptar. Humildad para aprender de ellos, que en definitiva terminan siendo nuestros verdaderos maestros; pero por sobre todas las cosas, el acompañante terapeutico debe estar pleno de muchisimo amor por todos y cada uno de los seres humanos. Mucho mas allá de la diversidad de sexos, razas, religiones, etc. Y todos, definitivamente todos, pasaremos ese umbral. Sobre esto, no cabe duda. Me atrevo a afirmar que es lo único sobre lo cual estamos seguros. El resto..entra siempre dentro del cálculo de las probabilidades... Dedicarme a esta tarea, es para mí, un importante paso logrado a través de toda una vida de búsqueda de LA VERDAD. Mi verdad interior. Buscando, estudiando, investigando, y siempre preguntandome: "¿ hacia donde vamos?...¿ de donde venimos?..", entre otro sinfín de inquietudes que todo caminante en el sendero de la autorrealización se hace. Mi propia experiencia de "cuasi-muerte", abrió en mí, un campo magnífico de comprensión ante la innegable realidad de la muerte misma. Todos los esfuerzos que logremos realizar para mejorar y suavizar el choque inevitable que atraviesa el enfermo en su próxima extinción, no solamente será un maravilloso privilegio, sino un ineludible deber que, solo nuestro corazón abierto y nuestro sentido humanitario podrán aliviar. En la vida, tenemos infinidad de puertas abiertas a todo tipo de experiencias, expectativas, ilusiones, fracasos, proyectos,etc. Pero, si sabemos ver, más allá de mirar... lograremos darnos cuenta que ninguno de nosotros escapa a la muerte. Aunque disfracemos nuestra existencia evitando pensar en ella. Para finalizar, cito a la Dra Elizabeth Kübler Ross cuando expresa: "...Morir es simplemente, trasladarse a una casa más bella..."

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